Gata Parda

miércoles, diciembre 27, 2006





Yo siento que la vida se nos va
Y que el día de hoy no vuelve mas ....

lunes, diciembre 18, 2006

Fué después de un abrazo grande y fuerte,
un día en primavera de hace mucho tiempo,
una creación maestra (de maestros,
así se hacen los hombres).

Algunos días con snorquel y columpios,
vinieron junio de días tranquilos,
tardes apacibles y noches serenas;
de variables intramuros.

Julio de ruidos y maromas allá dentro;
agosto de mucho más movimientos;
septiembre de bruscos remolineos;
octubre de algunos días,
de más tardes, de algunas noches;
de más vaivenes, más movimientos;
noviembre de golpecitos en su cuerpo
y diciembre... mi única Navidad intramadre.

Viví con anticipo, el paraíso...
pues ellos hicieron para mi,
de esos días, mis mejores estaciones.

"Llegué seguro en primavera", " con gran sentimiento en el verano",
"con cariño en el otoñó" y... "mucho amor en el invierno".

Para mi, no era nada frío, ni nada calor, ni nada mal...
todo bien... era todo, muy todo,
muy placentero, todo un buen vivir;
pero como dejar esa burbuja protectora
y llegar a un mundo tan lleno de todo;
pues nada, que esos excelsos cuarteles
me proporcionarian dos enormes ejercitos de genes,
que con el tiempo reforzarían mi seguridad.

Si bien recuerdo, mas bien deduzco,
mal no era mi linea de comunicación en esa esfera,
pues cómo iba a ser falible esa asombrosa clave morse,
llena de puntos y de rayas;
fantásticas palpitaciónes, que en preciosas pulsaciónes,
me describían tal cual, el mundo al que muy pronto arribaría.
Eran un tono de notas, en un tres de corazones:
uno muy grande, amoroso y generoso corazón de madre;
otro, testigo y hacedor orgulloso corazón de padre;
en medio como rondana, un incipiente corazón de recién latído,
formación de venas, en conjugación de células;
cálidos sentimientos en creación "hechos de vida".

Seguido, entre agua y el cálido interior materno,
apreciaba el tacto tal vez tosco
del rudo sonar de la mano cariñosa de un hombre fuerte:
la mano de mi padre, que recorría el vientre de mi madre
para indagar al sentir los golpecitos de mis pies.

Recuerdo sus preguntas: si practicaría algún deporte,
si sería profesor de matemáticas; si leería El Principito;
el parecido con quien; el amor, el etc.
y las muchas cosas de la vida.

Caricias que desde dentro,
me hacían asomarme tras el ombligo de mi madre,
para ver curioso el exterior: las ropitas tejidas de la gente;
una maleta llena de idas y llegadas; el final de una cruenta guerra;
zapatitos con dos derechos y un revés;
las visitas del doctor Corsen Luna...

Veía al mundo en sí, a pesar de todo; veía lo fantástico: el beisbol, el premio Nobel;
veía al mundo así de grande,
como tan grande en sí sería, mi mundo.

Una mamá y un papá que le habían mandado una cartita a Santa Claus
en primavera, pero que esta vez la Navidad sería en enero....
una Navidad con mi mamá, mi papá y sin mis hermanas..

Después tendría cinco de los más hermosos regalos de mi vida.

Feliz Navidad y un excelente 2007 para todos.

*Hugo Salgado Guluarte